martes, 5 de febrero de 2008

EL HOMBRE DE NEGOCIOS


Soy un hombre de negocios.
¿Puedo ser también un meditador?

HAY QUE hacer algo en la vida. Uno es carpintero, otro es rey, el tercero es un hombre de negocios y el cuarto soldado. Son maneras de ganarse la vida, son maneras de conseguir el sustento diario, el cobijo. No pueden cambiar tu ser interno. Que seas un soldado o un hombre de negocios no significa nada: uno elige una manera de ganarse la vida, el otro elige otra cosa.
La meditación es la vida, no una forma de ganarse la vida. No tiene nada que ver con lo que haces, sino con lo que eres. Sí, los negocios no deberían de entrar en tu ser, eso es verdad. Si tu ser también se ha vuelto negociante, entonces es difícil meditar e imposible ser un buscador..., porque si tu ser se ha vuelto negociante, entonces te has vuelto demasiado calculador. Y una persona calculadora es una persona cobarde: piensa demasiado, no puede saltar.
La meditación es un salto de la cabeza al corazón y por último, del corazón al ser. Cada vez profundizarás más, tendrás que ir dejando los cálculos atrás y la lógica dejará de tener importancia. Allí no puedes llevar la agudeza. De hecho, tu agudeza tampoco es verdadera inteligencia; la agudeza es un pobre sustituto de la inteligencia. La gente que no es inteligente aprende a ser lista. La gente que es inteligente no necesita ser lista: son inocentes, no necesitan ser astutos. Funcionan desde un estado de no saber.
No hay nada malo en ser un hombre de negocios. Si Jesús puede convertirse en un meditador y en un buscador, y por último en un Cristo, en un Buda -siendo el hijo de un carpintero, que ayuda a su padre a traer la madera, a cortarla-; si el hijo de un carpintero puede convertirse en un Buda, ¿por qué no tú? Kabir era un tejedor. Trabajó durante toda su vida; siguió tejiendo incluso después de su iluminación. ¡Le gustaba! En muchas ocasiones sus discípulos le pidieron, le rogaron con lágrimas en los ojos:
-No necesitas seguir trabajando; ¡estamos aquí para ocuparnos de ti! Con tantos discípulos y siendo un anciano, ¿por qué seguir hilando y tejiendo?
Y Kabir dijo:
-¿Pero sabéis para quién estoy tejiendo, para quién estoy hilando? ¡Para Dios! Porque, ahora, para mí todo el mundo es dios. Es mi manera de orar.
Si Kabir puede convertirse en un Buda y seguir tejiendo, ¿por qué tú no?
Pero los negocios no deberían entrar en tu ser. Los negocios deberían ser algo exterior, una forma de ganar tu sustento. Cuando cierres la tienda, no sigas llevándola en la cabeza. Cuando estás en casa con tu mujer, con tus hijos, no seas un hombre de negocios. Eso es horrible: significa que tu ser se está tiñendo con tus acciones. El hacer es superficial. El ser debería trascender tu acción y siempre deberías ser capaz de dejar a un lado tu hacer, y entrar en el mundo de tu ser. En esto consiste la meditación...
Por tanto, sigue siendo un hombre de negocios, pero durante algunas horas olvídate completamente de ello. No estoy aquí para decirte que escapes de tu vida diaria. Estoy aquí para contarte las vías, los medios y la alquimia para transformar lo ordinario en extraordinario.
Sé un hombre de negocios en tu tienda y deja de serlo en tu casa. Y en ocasiones, durante algunas horas, olvida incluso el hogar, la familia, tu esposa, tus hijos.
Durante unas horas estate sólo contigo mismo. Sumérgete cada vez más en tu propio ser. Disfruta de ti mismo, ámate a ti mismo y poco a poco te harás consciente de que está manando una gran alegría sin causa alguna del mundo exterior, sin causa externa. Es tu propio sabor, es tu propio florecimiento. Esto es meditación.
«Sentado en silencio, sin hacer nada, llega la primavera y la hierba crece espontáneamente.» Siéntate en silencio, sin hacer nada, y espera la primavera. Llega, siempre llega, y cuando llega la hierba crece espontáneamente. Verás cómo surge una gran alegría en ti sin motivo alguno. Entonces, comparte, ¡dáselo a la gente! Entonces, tu caridad será interna. Entonces, no será solamente un medio para alcanzar un objetivo, tendrá un valor intrínseco.
Mi sannyas * (Renuncia espiritual; en este caso, discípulo de Osho). (N. de los T.) no es otra cosa que vivir en el mundo ordinario, pero de forma que no te posea; siendo trascendental, estando en el mundo y a la vez un poco por encima. Esto es sannyas.
No es el viejo sannyas en el que tienes que escapar de tu mujer, de tus hijos, de tu negocio e irte a los Himalayas. Ese tipo de cosas no ha funcionado en absoluto. Muchos fueron a los Himalayas pero llevaban consigo sus estúpidas mentes. Los Himalayas no les han ayudado; al contrario, ellos han destruido la belleza de los Himalayas, eso es todo. ¿Cómo pueden ayudarte los Himalayas? Puedes dejar el mundo, pero no puedes dejar tu mente aquí. La mente irá contigo; está en tu interior. Y donde quiera que estés, esa misma mente creará el mismo tipo de mundo a tu alrededor.
Puedes abandonar el mundo, pero serás el mismo. Crearás de nuevo el mismo mundo porque llevas esa huella en tu mente. No se trata de dejar el mundo, se trata de cambiar la mente, renunciar a la mente. En esto consiste la meditación.
OSHO

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