domingo, 11 de mayo de 2008

Deja que las cosas sean a su manera.


Cuando peleas lo establecido, la lucha te derrota aun que hayas vencido. (Abel Desestress)

Deja que las cosas sean a su manera

y no habrá ni ir ni venir.

Allí está la gracia infinita, sin ir ni venir. El silencio infinito, sin ir ni venir. Tan sólo deja que las cosas sean a su manera. No te interpongas en su camino, no intentes cambiar nada.

Esto es algo muy difícil de entender para la mente, porque a ella le encanta cambiar: si eres un pecador, quieres volverte un santo; si eres feo, quieres volverte guapo; si eres malo, quieres hacerte bueno.

La mente va cambiando, tratando de cambiar, y ella te atrae porque parece «que sí, que puedes mejorar, así que trata de cambiar». Pero no puedes mejorar, y entonces te estancas ¡porque ya eres lo mejor! La única cuestión es cómo dejar de preocuparte y cómo empezar a vivir. Sé un vividor, deja que las cosas ocurran por sí mismas.

¡Acepta! ¿Quién eres tú para preocuparte? Tú has nacido; nadie te ha preguntado si querías nacer o no. De otro modo te habrías quedado estancado ahí, porque no puedes decidir nada. Eres indeciso.

Si se te hubiera preguntado, si Dios hubiera venido a preguntarte (él nunca comete ese error porque sabe que te estancarías ahí), aunque estuvieras pensando durante toda la eternidad, serías incapaz de decidir si nacer o no. Él te arrojó a la vida de repente, sin pedirte permiso; de otra forma no estarías aquí. Y si él te preguntara acerca de tu muerte, volverías a quedarte estancado. Él nunca pregunta, simplemente te lleva consigo. Él te conoce bien: sabe que no te puedes decidir.

Si viniera y te preguntara: «¿Cuándo quieres morir?», ¿serías capaz de decidirte? ¿Quizá el sábado, quizá el domingo? ¡No! Sólo hay siete días, y no serías capaz de decidirte por ninguno. Él tiene que venir sin preguntarte.

Si la vida ocurre sin ti, si el nacimiento, la muerte y el amor ocurren sin ti, ¿entonces por qué deberías preocuparte? Quienquiera que sea el creador, si puede darte el nacimiento, si puede darte la muerte, si puede crear y destruir, déjale a él todas las preocupaciones.

Tú disfruta mientras seas. Y si puedes disfrutar mientras eres, de repente te das cuenta: esta es la fuente original. Has tocado vida infinita.

Jesús dice: «Estoy aquí para mostraros la abundancia de la vida, su infinita riqueza», y la única manera es dejar que las cosas sean. No interfieras, no impongas tu propia manera. Deja que tu Tao fluya, deja ir a tu naturaleza... ¡dondequiera que vaya!


Obedece a la naturaleza de las cosas (tu propia naturaleza),

Y andarás libre y tranquilo.

Cuando el pensamiento está cautivo, la verdad se oculta,

pues todo es oscuro y confuso,

y la gravosa práctica de juzgar

trae consigo irritación y hastío.

¿Qué beneficio se puede sacar

de las distinciones y las separaciones?

Osho.

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